El fuju o pez globo es conocido principalmente por su capacidad para inflarse hasta duplicar su tamaño. Investigadores franceses y estadounidenses estudian ahora sus genes, muy similares a los del ser humano.
En Occidente se suele hablar de su capacidad para hinchar su estómago de agua hasta duplicar su volumen, cuando se asusta; de hecho, se le conoce como pez globo o fuju. Pero el fugu es sobre todo conocido en Japón por lo delicioso de su carne y por el poderoso veneno que se oculta en su hígado y sus órganos genitales, contra el que no existe ningún antídoto.
El primer síntoma es una sensación de hormigueo en la lengua y los labios. Después llegan la hinchazón en la cara y las extremidades, la parálisis y, por último, la insuficiencia respiratoria, causada por la tetrodotoxina, potente neurotoxina presente en varios organismos marinos (como cefalópodos o moluscos que bloquea la entrada de ciertos canales celulares.
Pero esto no supone ningún impedimento para que los cocineros japoneses consideren los platos preparados a base de fugu como uno de los manjares más refinados de su cocina tradicional.
Para abrir un restaurante, en el que se sirva este especie es necesario tener una formación especial y una licencia concedida por el Ministerio de Sanidad Japonés.
Cortados y pelados vivos, los peces son cuidadosamente limpiados de vísceras lavados con agua caliente y vendidos a precios muy altos (entre 70 y 200 euros la porción) a una clientela ávida de riesgo.
Hay que tener en cuenta que el fugu es aún responsable de una media de 150 fallecimientos por año en Japón, sobre todo, entre aficionados a la pesca que no toman las debidas precauciones.