Alrededor de mil especies están amenazadas por el abusivo consumo que de ellas hacen las medicinas oriental y africana
Alonso de Contreras. Chile
Los caballitos de mar, los rinocerontes y los tigres encabezan una lista de mil especies animales y vegetales amenazadas que estarían felices si los humanos no los utilizaran como remedios farmacéuticos.
Un grupo de trabajo de la Convención para el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), reunida en Santiago de Chile en 2002 , estudió los avances de las campañas internacionales para evitar que la medicina oriental ponga en peligro la supervivencia de animales y plantas. Caballitos de mar (hipocampus) y otras especies son utilizados ampliamente por la medicina oriental y africana en toda clase de dolencias, desde el dolor de cabeza hasta la artritis, pasando por la impotencia o el cáncer.
Susan Lieberman, jefa de la delegación de la Fundación para la Vida Silvestre (VWF en inglés) ante la CITES, dijo que los hipocampos son las especies más amenazadas por los boticarios orientales, cuya meca es Hong Kong.
Al menos veinte millones de caballitos de mar de las treinta y dos especies catalogadas se venden anualmente en un tráfico que involucra a 75 países, que mueve millones de dólares y que crece a un ritmo cercano al 8 %, según datos de la CITES.
Vivos, para acuarios, secos o pulverizados para su preparación como pócima e incluso en cápsulas como cualquier vitamina estos llamativos peces que se caracterizan por ser el macho quien queda preñado, han desaparecido ya de muchas costas donde eran comunes. Entre 1990 y 1995 la población total de hipocampos se ha reducido hasta un 75 % en varias costas de coral, arrecifes y manglares. En la sesión actual de la CITES, Estados Unidos ha propuesto incluir todas las especies de hipocampos en el apéndice II, que regula el comercio internacional de animales y plantas.
La representante de WWF afirma que desde 1994 se han intensificado las campañas para reducir el impacto de la medicina oriental en la vida silvestre. Según Susan Lieberman «no se trata de confrontación entre conservacionistas y médicos tradicionales y rurales, sino de progresiva concienciación para evitar la extinción de especies y de educación para sustituir estos productos por alternativas sustentables».
Fuente: Diario de Noticias
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