Os presentamos la entrevista que le hizo El Diario Vasco a Luis Gorritxo gerente de Buceo Navarra
La cala de los Frailes es una zona que se caracteriza por una gran biodiversidad. Está considerada como uno de los 50 mejores puntos para practicar buceo a nivel nacional.
Es una zona de de sobra conocida por los hondarribitarras. Un lugar tranquilo, a no mucha distancia del puerto. Hablamos de la cala de los Frailes, un punto ideal para el buceo. Sin embargo, muchas de las personas que se dedican a esta práctica desconocen lo que se pueden encontrar en sus aguas. «No se esperan semejante despliegue de vida cuando hacen una inmersión aquí», cuenta Luis Gorritxo, experto buceador.
Este navarro, que también es instructor, conoce este lugar desde hace tres décadas. Asegura que «muy poca gente sabe dentro del mundo del buceo que está considerada como uno de los cincuenta mejores puntos a nivel nacional por su gran biodiversidad». Sus características hacen que sea «uno de los sitos más completos» para bucear.
Gorritxo detalla que «es una cala que está protegida por una pared que la delimita al norte, con lo cual la protege del viento y hace que esté casi siempre tranquila. Además, tiene una profundidad que va hasta los veinte metros, lo que da un juego tremendo para todo tipo de niveles. Tiene un grado de dificultad mínimo y, por ello, es accesible a todo el mundo».
Al igual que ocurre en la superficie predomina la roca, aunque también hay zonas de arena. Hay una abundante presencia de lajas que facilitan la creación de resguardos naturales para muchas especies. Al estar cerca de la desembocadura del río Bidasoa, «se da una mezcla bastante curiosa». Las personas que se sumergen se pueden encontrar con sargos o pulpos, algo típico del cantábrico, pero también con «grandes bancos de salpas», más característico del Mediterráneo.
Son solo algunos ejemplos porque en esta cala «encontramos prácticamente toda la biodiversidad del Cantábrico». La lista es larga pero menciona, para que nos hagamos una idea, la existencia de esponjas, anémonas, planarias, sepias, caracolas, percebes, centollos, langostas, erizos, estrellas de mar, cabratxos, congrios, incluso algún pez de San Pedro.
Y, por si fuera poco, hay un punto que es empleado por los alitanes para hacer la puesta de huevos. Esta especie de tiburón, habitual del Cantábrico, elige para ello un alga calcárea que hay en la cala de los Frailes. «Podemos encontrar del orden de quince a veinte huevos habitualmente. Es muy bonito encontrarte con embriones, recién puesto el huevo, y otros que ya van evolucionando y ves el tiburoncito que acaba de eclosionar y nada dentro de la vaina del huevo».
Asegura que «es algo que merece la pena y cantidad de gente quiere bucear aquí por esto». Sobre el alitán, Gorritxo explica que «suelen ser pequeños, en torno a metro y medio, y es una especie que suele estar quieta, metido en huecos, lejos de la idea que pueda tener la población de grandes tiburones. Este no es peligroso ni para los bañistas ni para los buceadores».
Visibilidad
En lo que se refiere a la visibilidad, «se tiene el concepto de que el Cantábrico es un mar oscuro y no es para tanto. Sí que es verdad que hay momentos en los que hay bastante movimiento. Tenemos el famoso mar de fondo, y hace que se muevan todos los depósitos de arena y se enturbie». Comenta que cuando las condiciones no son favorables, no bucean. No obstante, precisa que «hay ocasiones en las que podemos tener varios metros de visibilidad, y eso a veces ni te lo encuentras en el Mediterráneo, por poner un ejemplo».
Asimismo, durante el verano se desarrolla en el fondo el alga parda. Se trata de «una de las más cotizadas a nivel mundial, cuyo mayor comprador es Japón. Se viene a emplear en más de 80 productos diferentes», comenta Gorritxo. En septiembre y octubre es la época en la que se desprende y, por tanto, «una vez pasados estos meses, no habrá este alga en el fondo y también la visibilidad será mayor».
Esta gran variedad de especies y de riqueza marina «es algo que suele chocar a las personas que se sumergen por primera vez». No es de extrañar que la cala de los Frailes sea, por tanto, un punto de referencia para los buceadores. De momento, hasta que nosotros nos animemos, tendremos que conformarnos con las fotografías.