Comienza un nuevo curso de Buceo bajo el hielo
Como podemos observar en la foto, el fin de semana estuvo potente, auténtico. Jamás en los más de 20años que llevamos buceando bajo el hielo en los ibones de Huesca nos habíamos encontrado semejante cantidad de nieve, hielo y condiciones tan difíciles
A la gran capa de nieve existente de todo lo que ha caído este invierno, se le añadió que durante toda la noche del viernes al sábado y todo el sábado completo estuvo nevando sin parar.
Gracias al trabajo constante de los quitanieves pudimos acceder al lago de Panticosa con precaución, pero sin ningún problema.La imagen del balneario y sus aledaños era espectacular. Todo absolutamente blanco. El lago había desaparecido. Su perímetro se encontraba flanqueado por una gran pared de nieve. La pequeña escalera que accede al lado desde un lado también había desaparecido bajo la nieve.
Éramos los únicos valientes que se movían por la zona.
Hubo que comenzar trabajando con la pala para acceder al lago. Conseguido el camino era necesario llegar hasta la zona adecuada para iniciar la prospección. Uno de los alumnos, atado como es de rigor, y con pico en mano se atrevió a adentrarse en el lago. Aún creyendo que la capa de hielo puede ser importante son momentos tensos, ya que puede suceder que el piso ceda y el buceador desaparezca por alguna grieta.
No hubo “suerte” y no pudimos recoger la grabación que nos hubiera hecho reír durante todo el fin de semana.
La inspección de la zona nos dejó una sorpresa. Debajo de la capa de nieve y tras una capa fina de hielo había una profunda capa de agua y nuevamente otra de hielo. La de agua cubría por encima de la rodilla por lo que era imposible introducir la hoja de la motosierra sin sumergir el motor. Necesitábamos una motosierra sub.
Y seguía nevando haciendo todo el proceso mucho más difícil.
Hubo que cambiar de zona y buscar una en la que la capa de agua fuera menor. Nuevamente a trabajar, pico, pala, ahora tú ahora yo, sudar… pero objetivo conseguido: una zona en la que además, la capa inferior de hielo a base de empuje, cede ante nuestros pies.
No podemos deslizar la capa entera como es lo ideal tenemos que ir sacando trozos de hielo, cual cubitos para gin tonic.
Realizado el agujero (el triángulo) comenzamos el resto del trabajo con mucha más organización y rigor que otros años.
Hay que trasladar todo el material hasta el lago caminando entre mucha nieve. Hay que cuidar dónde se va dejando el material de buceo ya que se entierra rápidamente con la nieve y se puede perder.
La temperatura es baja y los reguladores no deben tocar la nieve porque se pueden congelar y entrar en flujo.
Nosotros debemos abrigarnos para no enfriarnos tras el esfuerzo…
El día está muy gris y la visión por el agujero es un poco tétrica, se ve absolutamente negro. Los buceadores comentarán después que parecía una inmersión nocturna.
La primera pareja de buceadores con su instructor de Buceo Navarra se sienta en la placa de hielo, atados, nerviosos, descienden y permanecen debajo de la placa para tener un primer contacto, comprobar que todo funciona y adaptarse al medio.
En el otro extremo del cabo otro alumno lo sujeta muy atento. Es el único punto de unión ahora mismo entre los buceadores y el exterior.
Todos conocen el sistema de comunicación y constantemente se van dando tirones mostrando de esta manera el OK.
Tras la adaptación los buceadores se pierden por el agujero. Regresarán pasados 20 minutos contando que han visto alguna trucha, han jugado con el hielo colocándose boca abajo, y han intentado romper con el cuchillo (¡ilusos ellos!) la capa de hielo.
Mientras tanto la segunda pareja se pone nuevamente en marcha. Esta vez les cuesta mucho equiparse, ya que pese a las precauciones, a uno de ellos se le hiela el segundo regulador antes de entrar al agua y hay que cambiárselo.
Repiten la misma adaptación y también desaparecen como si el agujero los tragase.
En una de las parejas, un buceador lleva rebreather. Tras breves momentos de haber descendido saca la cabeza y aborta la inmersión. Se le ha congelado el diluyente y prudentemente, prefiere no realizar en esas condiciones la inmersión.
Conforme terminan las buceadas aparecen otros problemas: la temperatura ha descendido y el material se congela nada más salir al exterior sin dar tiempo a desmontar los equipos. Los jackets se quedan rígidos así como los cinturones. Todo hay que ir guardándolo lleno de nieve y sin poder recogerlo en sus cajas. Por suerte, no perdemos nada.
Nos vamos sin hacer la foto de grupo pero todavía queda bajar la carretera al pueblo y hay que ser prudentes.
Llevar a cabo el curso de Buceo Bajo el Hielo en esas condiciones ha resultado duro, pero auténtico.
Esa noche, los buceadores agotados por el esfuerzo duermen como niños.
El domingo amanece con un sol radiante y un cielo totalmente despejado. Eso si, ha continuado nevando toda la noche y tenemos todo cubierto por muchos centímetros de nieve.
Madrugamos para preparar todo convenientemente. En el desayuno todo son alusiones a la inmersión tan bonita que nos espera hoy con la entrada de los rayos por el agujero y risas con diversos chistes por parte de los participantes. Se notaba menos nervios que la víspera y más alegría.
Pero el bonito cielo azul nos dejó otra estampa: una carretera de ascenso hacia el lago cortada por un alud. No se sabía cuánto tardarían en limpiarla.
Había caído hacía poco tiempo, por suerte, no nos pilló en el camino.
Intentamos ir a bucear a otro lago, pero en ése nuevo lago la carretera llegaba a tener un metro de nieve.
Estaba claro que el segundo día no se iba a poder bucear. Así que nos dedicamos a hacer fotos de bellos paisajes y realizar un buen almuerzo degustando uno de los típicos platos de la zona: las migas.
No han terminado el curso pero hay que reconocerles el mérito como si lo hubieran hecho ya que es uno de los cursos más difíciles de los que hemos llevado a cabo en tantos años de experiencia.
Otros enlaces: Expedición Círculo Polar Ártico