Disfruta el buceo: O.N.C.E.

Disfruta el buceo: programa para la Organización Nacional de Ciegos (ONCE)

El programa «Disfruta el buceo» es un programa diseñado para permitir que la gente experimente el buceo con botellas de forma controlada y segura sin ser sometida a reglas estrictas de enseñanza

Dado que cada ambiente es único en su situación, este programa es flexible y puede modificarse fácilmente para satisfacer las necesidades dependiendo del clima, el lugar, el número de buceadores, o como en este caso las deficiencias de éstos.

El programa está diseñado para brindar al alumno las suficientes habilidades que le permitan un aprendizaje al mismo tiempo divertido y seguro.

Muchas de estas habilidades han de ser conocidas y practicadas por el alumno aunque debe ser el instructor quien controle directamente cada una de ellas.

El programa «Disfruta el buceo» por lo tanto es un programa abierto a todo tipo personas. Unicamente deberemos adoptar ciertas medidas desde el momento en que bajo el agua las señales visuales pasan desapercibidas por nuestros alumnos y por lo tanto hemos de utilizar señales táctiles.

La razón por la que bucea una persona ciega cuando el buceo entre los videntes se basa en la contemplación del fondo marino es algo que nos sobrecoge: hablan de los sonidos de los peces, de las caricias de las algas, de las diferencias térmicas, de la fuerza de la corriente y sobretodo de la liberación de la fuerza de la gravedad.

Poder utilizar plenamente las tres dimensiones, poder llevar a cabo movimientos y evoluciones que son totalmente imposibles en la tierra.

Giulio Nardone buceador ciego comenta que el aire es un elemento demasiado frágil e impalpable para ofrecerles protección.
En cambio, resulta tranquilizante estar sumergidos, rodeados de un líquido no tan fluido como para que no se sienta su presencia alrededor y que ralentiza todos los movimientos, haciendo que resulten, al mismo tiempo, menos peligrosos y mas armoniosos; esta comodidad depende también de que, a nivel del subconsciente, se produce la sensación de un retorno al líquido amniótico del seno materno.

Durante las sesiones de piscina debemos practicar una serie de ejercicios que vayan a favor de conseguir esa estabilidad neutra. Flotabilidad que por otra parte se ve dificultada por la imposibilidad de observar el eje que le pudiera servir de referencia.

Hemos de comenzar teniendo cada instructor una charla con su compañero con la idea de familiarizarse de cual es su problema visual, si es ciego total o puede ver algo.
En el primer caso, es importante saber si es ciego de nacimiento o tiene algún recuerdo de cuando veía. Estos datos le servirán al guía para una correcta descripción de la información que transmita.
Una vez ayudado a colocarse el traje, introducido en el agua y colocado el equipo pesado se le describe qué es lo que queremos conseguir y para ello cuales van a ser los medios que vamos a utilizar.

Los primeros ejercicios se realizan al igual que con las personas videntes en la zona con escasa profundidad.

Esto nos permite emerger fuera del agua continuamente para explicar el ejercicio y descender a practicarlo. El primer ejercicio es familiarizarse con el regulador (instrumento que nos suministra el aire) en superficie, para posteriormente hacerlo en el fondo; desprenderse del regulador y volvérselo a colocar utilizando la purga o el soplado para evitar que entre agua en la boca; recuperar el regulador en caso de pérdida de éste; y aprender a vaciar la máscara por si se llena algo de agua. Para todo ello hay que utilizar señales parecidas a las que usamos los submarinistas pero de forma táctil.

Todos los ejercicios han de ser explicados minuciosamente ya que no sirve el ejemplo en el instructor.
Superados estos primeros contactos nos situamos con el compañero en posición Rudder y le invitamos a explorar la zona mas profunda y a ser posible a repetir allí las prácticas para ir quitando miedos.

La técnica Rudder es la posición de acompañamiento y natación que hemos de mantener con nuestro compañero durante toda la inmersión. Consiste en colocarte al lado de la persona ciega y poner la palma de tu mano derecha en contacto con la palma de su mano izquierda. La mano del instructor le servirá como timón e indicará la dirección que va a seguir, de forma que el compañero puede participar en el movimiento y nunca va a remolque.

En la zona profunda de la piscina hemos de lograr que el nuevo buceador consiga una flotabilidad neutra, es decir, que no ascienda a superficie ni caiga como una piedra. Este aspecto al principio no es fácil para ningún buceador. A través de las señales pertinentes y nuestro brazo-timón lo irá superando.

Todos estos ejercicios van encaminados a posibilitar una inmersión en el mar placentera.

Después de varias prácticas en la piscina llega el momento más interesante para todo principiante: la inmersión en el mar.

Es el momento de disfrutar. Repasamos antes de tirarnos al agua las señales que vamos a usar; informamos al compañero del recorrido que pretendemos hacer, la cota de profundidad a alcanzar, el aire a consumir, la fauna y flora que es posible encontremos y él pueda palpar, etc. Toda la información será poca.

Se lanza al agua el instructor para recibir allí al compañero invidente. Tirarse al agua para atrás desde una embarcación neumática puede implicar cierta desorientación. Por ello, el instructor siempre atento le hablará y guiará al cabo del ancla.

Un descenso controlado, agarrado al cabo y colocados ambos compañeros uno enfrente de otro permitirá en todo momento el intercambio de información.
En el fondo, una vez ajustado el equipo comienza la exploración: palpamos la textura de la arena, el ancla, las algas que tapizan las rocas, las caracolas y conchas, holoturias, estrellas de mar, un pulpo escondido en su agujero, navegamos sintiendo el movimiento del mar, tocamos y nos acercamos a todo aquello que no conlleve peligro.