No pienso deciros lo nocivo que llega a ser el tabaco, para eso ya están las propias cajetillas. Pero para ser sincero, antes de empezar confesaré, que «nunca he fumado» y quizás por eso decir todo esto me resulta «más sencillo». Solo aspiro a aclarar un poco por qué una persona que bucea no debería fumar.
Los efectos más habituales del tabaco en los buceadores son la tos y los catarros, povocados por la irritación de las vías respiratorias por la nicotina y el alquitrán. Sin embargo los más importantes y peligrosos son la hiperventilación y el cansancio, pero en general aparecen y se descubren en momentos en que necesitamos un sobreesfuerzo, tanto bajo el agua como en la superficie del mar. Y esto es debido a que el monóxido de carbono (CO) disminuye el transporte de oxígeno por parte de la sangre, lo que puede provocar jadeo y poca resistencia al esfuerzo.
Mientras no se requiera un esfuerzo importante, no pasa nada, pero llegado el caso los músculos pueden verse faltos del oxígeno necesario para funcionar correctamente y además el corazón aumentará su frecuencia para poder satisfacer las necesidades del organismo.
Además deberemos de tener en cuenta que el CO no se elimina de la sangre hasta pasadas algo más de 24 horas.
Por tanto, la IDEA práctica en esta ocasión es: Se aconseja que los buceadores no fumen en las 48 horas anteriores a una inmersión determinada, así como en las 6 posteriores, para no entorpecer la eliminación del nitrógeno disuelto en la sangre después de una posible descompresión.
Gonzalo Mora
Doctor en Medicina y Cirugía
Diplomado en Medicina Hiperbárica y Subacuática